Para todos aquellos que alguna vez hemos pescado una lisa, sabemos lo magnifico de su lucha y lo difícil que resulta aprender a conocer todos los secretos de esta pesca. También sabemos que no es el pescado más rico para comer, aunque algunos realmente lo disfruten. Y también sabemos que es una excelente carnada (cuando fresca) para la variada de mar. Los que saben dicen que nunca se termina de entender por completo a este pez. Chiche Cassabone una vez me contó: mi tío, que me metió en la pasión de la lisa me dijo: Vas a estar todo tu vida sin entenderlas a estas “bichas”!
Esto nos da un panorama de que tipo de pesca es la de la lisa: tal vez una de las más difíciles que exista en nuestra zona. Cuando pica a lo bagre, pescamos todos, cuando pica mañera, sólo los que saben obtienen capturas (y lamentablemente no me encuentro dentro de esta elite).
Más allá de que yo no sea un pescador de lisas, si afirmo que es una de las pescas que más disfruto. Esta temporada fui muy poco al río (tuve la suerte de ser testigo y documentar con fotos las primeras lisas de la temporada sacadas allá por el 22 de agosto). Este enero me he dedicado a intentar pescarlas en el mar: tanto en las piedras como en las manchas, y eso me mantuvo entretenido y alejado del río.
Hoy me enteré que en estos últimos días se han hecho verdaderas matanzas de lisas en el adorable Río Quequén. Por un lado escuche que entre 3 pescadores en un día sacaron 130 lisas, y por otro lado, otro día, que entre 4 o 5 pasaron las 200 lisas. Estos números no me alarmarían para nada si las “bichas” hubiesen vuelto al agua sanas y salvas, pero la realidad fue otra: se mató todo lo que se sacó. Si sumamos los números nos quedan así: 330 lisas (mínimo) entre 8 pescadores aproximadamente y en dos días. Y lo mas triste que estos “liseros” no fueron gente de capital federal que vinieron a pescar y ante tanta lisa se vieron enceguecidos por la avaricia y las mataron a todas, sino que estamos hablando de “liseros que se las saben lunga” y que son gran pescadores de bichas, o mejor dicho grandes sacadores de lisas (que es muy distinto). Estos liseros fueron los tipos que hasta hace un tiempo yo admiré y tomé como maestros. Y tal vez eso sea lo que mas me duela. Pescadores que TIENEN que dar el ejemplo a las generaciones que vienen y que no lo dan, llegando a sus casas con baldes y bolsas llenas de lisas muertas.
¿Supondrán mis “ex maestros/ejemplos a seguir” que devolver una lisa hará que el cardumen se vaya? ¿Pensarán que si no muestran los peces muertos NADIE les creerá? ¿Matarán todo lo que sacan para venderlas para carnada o las comerán en escabeche o las harán a la parrilla? ¡Si las matan para comer deben estar empachados! ¿Si las matan para vender ya habrán cambiado sus casas y sus autos?
Juanjo Perez, gran matador en su momento (pero siempre pescador y no sacador de lisas) me demostró que se puede cambiar. Lo tomo como ejemplo a él porque sin dudas hoy puedo decir que en materia de lisas es mi maestro: el tipo que me enseña sin esconder nada y que cambia su roll de maestro a alumno y puede aprender a devolver día tras día. Y no sólo devolver, sino que devolver con placer que es lo mas importante. Lo he visto con las bolsas llenas de lisas, pero por suerte ahora lo veo devolver a las bichas como si fuesen dorados o truchas. Lo mismo he visto con el gran Richard Bruno. En los últimos tiempos está dando el ejemplo de la pesca con devolución. ¿Y quien puede decir algo del maestro Richard?
Todos podemos cambiar, no ya por nosotros, sino para los que vienen: nuestros hijos, nuestros nietos.
Las lisas, por más matanzas a caña que se hagan, no se van a terminar. Pero que pena saber que grandes pescadores de lisas simplemente son sacadores de lisas. Mis ejemplos a seguir, mis maestros a los que tanto admiraba, tal vez algún día se pongan el traje de alumnos y aprendan a devolver con placer. Es un sueño, mi sueño.
CEFERINO PARDO
P.D. Gracias Juan Pereyra por darme este espacio para expresarme.